Hace algunas décadas, cuando mirábamos la saga de Volver al Futuro, imaginábamos lo fascinante que sería alcanzar el futuro. Era más probable que eso sucediera a que un científico pudiera inventar una máquina que nos llevara a otras épocas. En la segunda película podíamos ver a Marty McFly viajar a octubre del 2015, cuando el mundo tenía patinetas voladoras y una casa con televisores donde podían recibirse llamadas en video.